jueves, 27 de diciembre de 2007

Navidad en Galicia


Como no podía ser de otra manera en esta tierra de Galicia, la Navidad está llena de magia… En estas fechas conviven amigablemente tradiciones cristianas con los ritos y leyendas que habían traído a este rincón de la península aquellos primeros pobladores celtas.

Cuentan que durante estas fechas los celtas celebraban la festividad del solsticio de invierno que recibía el nombre de Yule, momento en que la rueda del año está en su momento más bajo, preparada para subir de nuevo. Posteriormente, durante la Edad Media la Iglesia fijó la fecha del 25 de diciembre como la del nacimiento de Jesús para que los fieles prestasen menos atención a las fiestas paganas del solsticio de invierno y más a las celebraciones religiosas.

Como en casi todos los sitios, la Navidad en Galicia es sobre todo una fiesta familiar en la que la mayoría de los gallegos retornan a sus aldeas y lugares de origen para comer y cantar panxoliñas (que es como se denominan aquí a los villancicos) en la casa familiar. Pero además, cuenta la leyenda que durante el día de nochebuena (noiteboa) también acuden a esa casa los antepasados familiares a calentarse en torno al fuego en ese rincón tan entrañable y acogedor de la casa gallega llamado lareira. Hay una tradición navideña gallega llamada Tizón o Cepo de Nadal que consiste en poner al fuego en nochebuena un madero grueso, generalmente roble, y dejarlo arder sólo hasta la mitad. Luego se aparta de la lumbre y se guardan los carbones, a los que se atribuyen propiedades mágicas, y en los días de tormenta se sacan y echan al fuego para proteger la casa de los rayos o el pedrisco.

El origen de esta tradición está en la festividad de Yule, durante la cual los celtas recogían un leño antes del solsticio y lo guardaban hasta que, unos días antes de la festividad, lo adornaban con piñas de conífera, acebo, hiedra y muérdago, lo que parece que puede ser el origen del árbol de Navidad. Después de varios días adornado y colocado en un lugar de honor del hogar, para que todos los miembros de la familia pudieran tocarlo y dejarle golosinas y regalos, el leño se prendía al ponerse el sol la noche del solsticio (normalmente era la madre quien prendía el fuego) y se quemaba lentamente. Sus cenizas se guardaban con veneración, ya que se decía que podían curar enfermedades, y se solía guardar algún resto carbonizado para encender el fuego del leño del año siguiente.

De esa tradición proceden también los dulces en forma de tronco de mazapán que se comen en Navidades en Galicia.

De la gastronomía les contaré que como en Galicia no se entiende una comida navideña sin la presencia del marisco, en estos días adquieren la condición de imprescindibles en la mesa los centollos, nécoras, cigalas, vieiras, bogavantes o percebes, acompañados, naturalmente, por un vino Albariño bien frío.

En la cena de nochebuena, lejos de corderos, cochinillos o besugos, la tradición manda cenar bacalao cocido con coliflor y regado con aceite crudo o ajada, acompañado siempre por un buen Ribeiro. Esta costumbre tiene su origen en el antiguo carácter de vigilia de esta fiesta, en la que la Iglesia prohibía comer carne.

En la comida de Navidad, sin embargo, el protagonismo se lo lleva el Capón de Villalba relleno y acompañado de castañas cocidas. Para los que no los conozcan, el capón es un pollo cebado de una forma especial, que llega a alcanzar el peso de unos 15-20 Kg, y son típicos del pueblo lucense de Villalba, donde cada 21 de diciembre se celebra la Feria del Capón a la que acuden compradores de toda España.

El postre es a base de típicos dulces de navideños como turrones, mazapanes y mantecados, además de frutos secos como uvas pasas, higos secos, dátiles, orejones de albaricoques, nueces, avellanas y almendras, acompañados de una copita de cava.



9 comentarios:

Ivis dijo...

Qué interesante, amiga, todo eso que cuentas. Galicia me parece una tierra interesante, sin dudas, llena de magia y de historias que tú cuentas de maravilla. Saludos querida y feliz año nuevo.

Joao Augusto Aldeia dijo...

Eu recordo-me dessa praça da fotografia, onde estive no verão do ano passado, na esplanada, a tomar um refresco. Muito agradável.

Essa refreência ao marisco faz-me lembrar a vida sacrificada dos pobres franciscanos da Arrábia, que por voto de pobreza não podiam pedir esmola (uma maneira fácil de viver a vida, noutros tempos). Por isso tinham de trabalhar para ter a sua comida, ou então contentavam-se com marisco das praias da Arrábida...

Mar dijo...

Querida amiga Ivis, afortunadamente aquí se siguen conservando muchas tradiciones gracias al carácter rural de Galicia, ya que aunque cuenta con sus ciudades (Coruña, Vigo, Santiago, Pontevedra, Orense...) hay muchísima población dispersa por el minifundio gallego, un tesoro que hay que conservar y promover para el bien de todos.
Un Feliz Año nuevo para ti también, Ivisiña.

Mar dijo...

Sí J.A., esta plaza la dejaron muy bonita y acogedora, es la Plaza de la Constitución, una de las dos plazas rehabilitadas del casco histórico de Vigo, sin embargo, alrededor de ella los edificios están abandonados y ruinosos. Ayer mismo tuvimos la noticia de que ardió un edifico abndonado en el caco vello, y ahora habrá que derruirlo; un trozo más de historia de Vigo perdida...
Eso sí, aunque el casco histórico se nos caiga a trozos, tenemos unos centros comerciales que son la envidia de cuantos visitan nuestra ciudad, nao e?
Con respecto al marisco, que hoy está considerado como un lujo por los precios que alcanzan en los mercados, lo que nos cuentas de los monjes da Arrábia me hace reflexionar sobre el hambre que debían tener los primeros humanos que se decidieron a comer percebes, centollas o almejas, porque objetivamente son bichos realmente feos!!!

Anónimo dijo...

Siempre recordaré, envuelto en tonos sepias, algunas Navidades de años en los que el tiempo era más perezoso, con aromas a hojas de bacalao seco (que pellizcaba furtivamente y comía sin desalar) puesto a remojo para la cena de Nochebuena acompañado de coliflor cocida y aceite de oliva; así como el sugerente aroma del café (¡Café Sical, o melhor de Portugal!) mezclado con achicoria "La Huerta", de Cuellar (en Segovia, muy cerquita de San Miguel del Arroyo, en Valladolid) y colado en manga, que tomaban los mayores.

Mar dijo...

Qué recuerdoa más entrañables, querido Haddock...

JOSE ANTONIO dijo...

Realmente es un placer leer tu blog y aprender tradiciones de tu tierra. Muy interesante!!!!!
Saludos sinceros y Feliz año nuevo.

Mar dijo...

Hola Jose Antonio, Galicia es una tierra donde los ritos, magia y tradiciones se mantienen vivos gracias a su carácter rural que nos conserva ese tesoro.
Un abrazo atlántico y que el año nuevo venga cargado de bonitos atardeceres,
Mar

Anónimo dijo...

creo que un dia de estos me iré a galicia pa comprobar si lo que dices es verdad. me a parecido muy interesante tu escrito. yo soy una sevillana ,pero me dicen mis padres que tengo familia gallega.
ojalá pueda ir un dia de estos a galicia,¡me muero de ganas!

victoria