En mi última visita a esta ciudad, el pasado martes, hice muchas fotos con las que he confeccionado el álbum que les muestro a la derecha. En él intento mostrar mi punto de vista de la ciudad, lo que veo cuando estoy allí, lo que me gusta compartir con las personas que visitan conmigo Compostela.
Comienza el paseo por la alameda y la carballeira de Santa Susana desde donde bajamos por una preciosa escalinata al campus sur, con sus numerosos árboles entre los que asoman los colegios mayores. Yo viví en uno de ellos y guardo muy buenos recuerdos. Salimos del campus para ir a la zona vieja (así llamamos en Santiago al casco histórico), allí nos perdemos por sus rúas del Villar, el Franco, sus plazas del Toural, Platerías, Quintana (qué buenos conciertos se hacían aquí!) Plaza de Cervantes, Palacio de Fonseca, la catedral que puede ser vista casi desde cualquier lugar de Compostela, el hostal de los Reyes Católicos…
Multitud de azabacherías y platerías se cobijan bajo los soportales de piedra… la música de sus calles con arpas, gaitas, bouzoukis, flautas, ocarinas, panderos… como sonido de fondo…
Una parada en el Modus Vivendi, que como puede leerse en su página web (http://www.pubmodusvivendi.net) es el primer pub de la historia de Galicia, y como le sucede a Casa das Crechas, más que un bar de copas, estas antiguas caballerizas del Palacio de Somoza se han convertido en un espacio cultural en el que tienen cabida la música en directo, la fotografía, la pintura… nuevas tendencias, nuevas maneras de ser en la noche y nuevas músicas que llegaron a Compostela para quedarse habitando lugares como estos.
Es curiosa esta vitrina llena de recuerdos de algunos de los que pasaron por allí.
Espero hayan disfrutado tanto como yo del paseo!!!
9 comentarios:
Sólo tu, Amiga Atlántica, con mirada siempre evocadora y palabras de manantial acogedor, nos llevas a una de las ciudades más hermosas, encantadoras y mágicas; haciendo resplandecer a Compostela para nosotros, logrando que cada uno pueda
"...entonces recibirla como un regalo de las hadas, si cree en ellas; y si no cree, como regalo de aquel Espíritu a quien se agarra su alma para no volverse loca. Sólo en el caso de que tampoco crea en el Espíritu, debe acudir a la Ciencia: pero entonces jamás entenderá a Compostela.
No lo olvidéis, sólo quienes conserven el poder de asombrarse, entren en la ciudad".
Gonzalo Torrente Ballester (Compostela y su ángel)
Ciertamente Compostela es un regalo, de quién venga da igual, para todo el que sepa sentirla, oirla y respirarla. Dejar que nos empape, que como aire, sonido o tacto de la piedra nos envuelva en esa magia haciéndonos así parte de ella.
Dejamos allí nuestras pisadas sobre todas las de millones de personas que han pasado durante siglos por esas rúas compostelanas antes que nosotros, labrando sobre la piedra del suelo su historia.
Hola Amiga Atlántica:
Agradezco los elogios a mi blog. Tienen, para mí, mucho valor, después de visitar el tuyo.
La petición: Hoy he distribuido la dirección de tú blog entre los miembros de GECMA Grupo de Ecología Científica de Galicia.
Un bico.
Nelly Pérez Giráldez
Muchísimas gracias Nelly, espero que lo encuentren interesante.
Ecología, por un casual no serás bióloga, no?
Bicos
Acompañándote en tu deambular por Compostela, atentos los sentidos y dispuesto el corazón, todo lo maravilloso es posible.
Piedra, luz y agua, nos mudan a lugares mágicos en los que tiempo y espacio se transforman adquiriendo insospechadas dimensiones; la piedra se torna ligera, nos rebuja con melodías, nos cautiva y fascina con su sutil armonía y mansa belleza, con su perpetua ansia de movimiento y su afán de eternidad:
"También la piedra, si hay estrellas, vuela.
Sobre la noche biselada y fría
creced, mellizos lirios de osadía,
creced, pujad, torres de Compostela.
Campo de estrellas vuestra frente anhela,
silenciosas muestras de porfía.
En mi pecho -ay, amor- mi fantasía
torres más altas labra. El alma vela.
Y ella -tú- aquí, conmigo, aunque no alcanzas
con tus dedos mis torres de esperanzas
como yo éstas de piedra con los míos,
contempla entre mis torres las estrellas,
no estas de otoño, bórralas, aquellas
de nuestro agosto ardiendo en sueños fríos."
Gerardo Diego. Alondra de verdad (de su libro Ángeles de Compostela.1961).
Esa piedra, con anhelo de volar para alcanzar el acogedor regazo de las estrellas, se envuelve en insistente agua menuda que acaricia nuestros sueños:
"Chove en Santiago,
meu doce amor.
Camelia branca do ar
brila entebrecida ô sol.
Chove en Santiago,
na noite escura.
Herbas de prata e de sono
cobren a valeira lúa.
Olla a choiva pol-a rúa,
laio de pedra e cristal.
Olla no vento esvaído
soma e cinza do teu mar.
Soma e cinza do teu mar,
Santiago, lonxe do sol;
Agoa da mañán anterga
trema no meu corazón."
Federico García Lorca. Madrigal a cibdá de Santiago ( de su libro Seis poemas galegos. 1935).
Hola muy bonito el blog.
Aquí tienes otro de Vigo, te invito.
Un saludo.
Bueno Haddock, realmente voy a tener que pensarme el hacerte colaborador de este blog, ya que creo que gana mucho con ese punto literario que tú le pones.
Hola Vistiendo a Candela, muchas gracias por la visita y suerte con tu nuevo blog!!!
Gracias, Amiga Atlántica, por tus palabras siempre agradables.
Aprovecho para corregir un error que cometí en mi anterior comentario, el soneto de Gerardo Diego se titula Ante las torres de Compostela y está incluido en su libro Alondra de verdad; figurando, también, al principio (Lemas) de su libro Ángeles de Compostela (de donde lo copié), con ligeras variantes de puntuación con respecto al otro libro.
Refiriéndose al soneto Ante las torres de Compostela, nos dice el poeta:
"Santiago, 1 de noviembre, 1929. Lo mismo que en Sevilla, en Santiago. Es decir, lo mismo no, porque a la ciudad del Apóstol llegué de día y la visión nocturna que doy de las torres ya no fue la primera. Todo un poema, Ángeles de Compostela, había de surgir después, de mis emociones de mi primer viaje a Galicia. Este soneto fue escrito en mi primera noche compostelana, noche milagrosa de estrellas que resplandecían más sobre la oscuridad de altamar de la plaza en tinieblas por un colapso de la central eléctrica, y recordando aquella noche compuse como arranque del poema, ya concluido, el soneto así titulado, que es como sigue:
Aquella noche de mi amor en vela
grité con voz de arista aguda y fría:
-Creced, mellizos lirios de osadía,
creced, pujad, torres de Compostela-.
Todos los Santos, sí. Ni una candela
faltó a la cita unánime. Y se oía,
junto a Gelmirez, por la Platería,
el liso resbalar de un vuelo a vela,
la ronda de los Ángeles. Yo, oculto,
entre las sombras de los soportales
difuminaba mi insoluble bulto
para medir, grabar moles y estrellas,
pautar cantigas -¿Mártires, Doncellas?-
y el santo y seña de las catedrales.
Y no hacen falta más comentarios, porque ambos sonetos me descubren -creo- con máxima y desnuda transparencia. (...)"
Me disculpo por el error, y por la extensión de este comentario; en futuros fondeos por estas acogedoras aguas espero ser más escueto.
Publicar un comentario