Tengo la suerte de vivir frente a una playa que es un auténtico vergel submarino, el sueño de todo biólogo marino y, por supuesto, no desaprovecho la oportunidad de hacerme una buceadita cada vez que puedo. Es raro el día que no hay algún submarinista delante de casa, tanto en invierno como en verano.
La playa es de arena blanca y fina pero bajo el agua una gran cantidad de rocas albergan cientos de especies marinas. Hay muchísimas algas y con ellas caracolilos, gusanos, peces, sepias, cangrejos, etc.
Sin embargo, sin duda alguna, la estrella de la playa es este bogavante (Homarus gammarus) que descubrí hace tres años. Aún no le he puesto nombre, y soy yo la primera sorprendida de que lleve ahí tanto tiempo. La primera vez que lo vi, hace ya tres veranos, se me cortó la respiración... me agaché para ver un hueco de una roca y me pareció ver las pinzas de un bogavante en medio de la oscuridad del agujero, pero me dije, es imposible, debe ser otra cosa. Así que me volví a asormar para comprobarlo y... efectivamente, era un bogavante!!! era la primera vez que me encontraba un bicho así, porque centollos, nécoras y chocos hay muchísimos por aquí, pero un bogavante era la primera vez que lo veía fuera de una pescadería o restaurante.
Estaba tan emocionada que no sabía qué hacer... no podía empezar a gritar "He encontrado un bogavante, he encontrado un bogavante!!!" porque sabía que alguien lo cogería y me quedaría sin él, así que lo que hice fue memorizar la roca en la que lo había encontrado para ver si la próxima vez que me metiese a bucear seguía allí. Me volví a meter varias veces ese verano y allí seguía. Era estupendo llegar, asomarme a su aguajero y ver que "mi amigo" seguía allí. Lo más extraño era que no tenía miedo, sino curiosidad, y en cuanto yo llegaba y me colocaba delante de su agujero y le daba a la roca unos golpecillos con los nudillos de la mano, él venía hacia mí y se asomaba al extremo del hueco. Yo le cogía las antenas de forma suave y entonces él retrocedía un poco, pero volvía a salir. Era impresionante!!!
Luego vinieron unas mareas vivas y no lo volví a ver más ese verano.
El verano pasado regresé a la roca por si acaso había vuelto, pero con apenas esperanzas de encontrarlo allí. Y cual sería mi sorpresa cuando descrubrí que allí estaba de nuevo!!! Lo visité varias veces, y me compré una linterna para verlo mejor. Sin embargo, la primera vez que alumbré el hueco para ver a "mi amigo" con más claridad me llevé el susto de mi vida... una morena (Muraena helena) horrible marrón con manchas amarillas también vivía en ese hueco... así que del susto me volví corriendo hasta la orilla tan rápido como pude.
Normalmente, los bogavantes suelen compartir hueco y vivir con congrios (Conger conger), lo se, pero en este caso, la pareja la forman un bogavante y una morena.
Cogí un poco de miedo, y cada vez que volvía me andaba con pies de plomo por si aparecía la morena.
Este verano me pareció buena idea empezar con la fotografía submarina, y lo primero que quería fotografiar era este bogavante, aunque no se si seguiría en su agujero o alguien lo abría pillado ya. Afortunadamente, a principios de verano pude comprobar que allí seguía, inmenso, ha crecido muchísimo, tiene un par de pinzas... sin embargo, no hay rastro de la morena... mejor, porque así voy con menos miedo.
Y ayer, por fin, pude tomarle unas fotos!!!
También me encontré un par de centollos y algunas nécoras, pero éstos abundan por aquí, así que ya es habitual encontrarse alguno.